La Costa Brava es uno de los litorales más conocidos y a la vez más naturales que existen en el norte de Cataluña. Representa un tramo del litoral gerundense que va desde las costas arenosas de Blanes hasta la última playa norte antes de encontrar la frontera con Francia, donde los Pirineos más orientales caen al mar: una tierra perfecta para que la visites corriendo.

Es en este punto donde la Costa Brava se hace especial: tramos de costa de película con playas de arena blanca y fondos azulados, caminos graníticos de herencia griega y romana, humedales con una gran presencia de flora y fauna protegida, pueblos amurallados y acantilados de aguas oscuras con localidades marineras en sus faldas. Pueblos hechos a las olas y a la Tramuntana, el viento que proviene diariamente del norte.

Es por estos motivos y muchos más que la Costa Brava es uno de los parajes más famosos de esta parte norte de Cataluña, repleta de turismo en verano, pero donde siempre existe algún rincón inhóspito para descubrir corriendo.

La Ruta que presento a continuación empieza en la capital de la provincia, Girona. Desde el mismo casco antiguo cruza las Gavarres y va a buscar la región del Empordà. Primeramente, aparecen los pueblos interiores de la zona, únicos por su arquitectura y calles estrechas, como es el caso de Monells o Madremanya. Después. el itinerario llega al mar y en este punto vira hacia el norte, cruzando los montes de Begur, el parque natural de las Illes Medes, los humedales del Empordà y el golfo de Rosas, finalizando en los conocidos y blancos pueblos pesqueros de Cadaqués, Port de la Selva y Llançà.

Son 12 etapas de Trail Running que recorren más de 222 kilómetros donde el paisaje ampurdanés cambia constantemente, al igual que los senderos, caminos y calas de esta región norte de Cataluña. En el sur son de arena y color turquesa y en el norte de piedras y agua azul marino.

El Empordà es una zona de litoral y esto significa que el mar suaviza siempre las temperaturas tanto en verano como en invierno. Pero en la Costa Brava, en verano y debido a sus conocidas playas, resulta casi imposible circular por algunas zonas costeras. El calor extenuante de los meses de julio y agosto también son un problema. En cambio, los otros meses del año las condiciones son mucho mejores. Si no te importa pasar un poco de frío por las mañanas, en invierno, en el Empordà siempre toca el sol. No es una mala opción. Tampoco hay mucho turismo en otoño, donde aparecen días puntuales de calor y, dependiendo de la temporada, otras jornadas en las que suele llover con frecuencia. La primavera, para mí, es la mejor época del año para hacer esta Ruta. Los días son más largos, el sol suele estar en el cielo y no se debe temer por temperaturas extenuantes. Los bosques, campos y paisajes están en su máximo esplendor.

Este es un territorio repleto de pequeños pueblos que configuran un mosaico excelente. Siempre encontrarás un lugar donde dormir, reponer fuerzas o buscar cobijo. Muchos de los núcleos de población que históricamente han desarrollado estos bosques y campos costeros, son hoy día lugares con afluencia turística con multitud de posibilidades a la hora de buscar un sitio donde dormir. La Ruta intercala pueblos conocidos con ciudades pequeñas interconectadas por transporte público que, en caso de emergencia, te puede llevar a ciudades cercanas como puede ser Figueres o Girona. También el tren llega hasta las puertas de muchos pueblos ampurdaneses, como es el caso de Llançà, la última población de la Ruta. Al terminar, un tren directo te llevará directo al punto de inicio, Girona.

Correr por esta zona entre la ciudad de Girona y la frontera con Francia no tiene ninguna dificultad, aunque el itinerario nos muestra una enorme diversidad de terrenos. Las montañas de las Gavarres (cerca de Girona) y las del litoral son montes redondos, sin dificultad alguna. Representan caminos con mucha frecuencia de gente y donde siempre podrás encontrar ayuda si es necesario. Corriendo existe un punto más de peligrosidad y es por este motivo que en algunas zonas de acantilados se debe tener más cuidado. Pero, por lo general, puedes y debes correr mirando el bonito paisaje de la Costa Brava.

Esta Ruta de Trail Running de 12 etapas abarca la esencia de un territorio muy vivo, pero que aún contiene sus raíces más históricas en su ser. Los senderos y caminos han sido los lugares por donde los pueblos se han vertebrado. Sus bosques, campos, caminos de piedra, las calas de pescadores y el conjunto de localidades ampurdanesas, definen un territorio llano entre las montañas y el mar Mediterráneo. Vas a descubrir la Costa Brava en su esencia. Sus contrastes y parecidos en una tierra tocada por el viento de la Tramuntana. Y de qué mejor manera de hacerlo que corriendo para disfrutar de este entorno tan bonito del Mediterráneo.